Milton Glaser, Cruz Novillo, Bruno Munari, Saul Bass, Mariscal son nombres de diseñadores que jamás renunciaron a sus vínculos con el arte, ya fuera a través del dibujo, la escultura, el cómic o el cine. ¿La clave de este vínculo? Quizás tenga mucho que ver la posibilidad de explorar el mundo con total libertad creativa, sin las ataduras o los límites que ofrece la disciplina del diseño corporativo por encargo, más metódico y aferrado a un sistema de trabajo.

Por el lado contrario, son muchos los artistas célebres que, en alguna que otra ocasión, han coqueteado con el diseño. Dalí, Miró, Eduardo Chillida o el mismo Roy Lichtenstein, por citar algunos, hicieron sus cameos en el mundo del diseño corporativo. A veces por voluntad propia (incluso desinteresada) y a veces por solicitud de las mismas marcas que en su momento desearon contar con su firma.

Y es que, a lo largo de la historia, son numerosas las marcas que han confiado el diseño de su identidad visual a estos artistas de renombre.

Los motivos son de lo más variopintos, desde dotar a la marca de una presencia y un vínculo con nombres la cultura local hasta aportar un supuesto caché y estatus a la identidad de la marca. Otras veces simplemente ha sido algo fortuito, por amistad del artista con la institución o marca.

Ahora bien, ¿siempre han dado los resultados esperados? Que un artista de renombre firme un logo de una marca, ¿es garantía de éxito?

Hoy te ofrecemos un recorrido por algunas marcas de instituciones públicas y privadas de todo tipo que no se han resistido a lucir como emblema un diseño realizado por un artista.

De la estrella al sol de Miró

Nuestro recorrido empieza con La Caixa. Uno de los ejemplos más reconocibles de logos artísticos es, sin duda, la famosa estrella de Miró.

La historia del logo se remonta a 1979. En ese momento, con 70 años a sus espaldas, la entidad financiera se percató del caos de símbolos e identificaciones que tenía. Y consecuentemente, los problemas de identidad, con una notable confusión por parte de los ciudadanos, a quienes les costaba diferenciar un banco o caja de otro.

Fue en ese momento cuando entró en escena Landor Associates. El encargo de La Caixa a la consultora internacional fue claro: “Crear una identidad corporativa propia, muy diferenciada de la del resto de entidades, y que no solamente dotara a la entidad de una personalidad única, fácilmente reconocible y con la que resultara fácil identificarse, sino que además fuera capaz de sintetizar y transmitir los valores de compromiso que representaban su hecho diferencial en el mercado”.

Landor determinó que la nueva imagen debía tener una identidad visual cercana e innovadora, sin ninguna referencia territorial o sectorial. La respuesta fue crear un símbolo que recogiera la doble dimensión de La Caixa: una institución financiera con una larga tradición de servicio público y comunitario, y una importante obra social.

Ahora, seguro que te preguntas, pero ¿y el logo? ¿No lo diseñó Miró? Sí, pero eso no sucedió hasta un poco más tarde.

La idea de utilizar el concepto Miró llegó de la mano de Landor. El equipo de diseño presentó diferentes propuestas de símbolo, pero vio la necesidad de explorar otros caminos más novedosos. Así llegó al diseño de un asterisco azul de ocho puntas, pero este fue descartado. De repente, el equipo de La Caixa vio que lo realmente importante no era el dibujo en sí, sino que “fuera realizado por un artista catalán y balear de fama internacional y con un lenguaje intemporal y universal”.

Es ahí cuando entró Miró, que dibujó un gran tapiz junto a Josep Royo, que contenía su hoy ya famosa estrella. Si bien, no fue hasta 1981 cuando este símbolo empezó a instaurarse en las oficinas.

La estrella de Miró fue un rotundo éxito. El hecho de unir la obra de un artista a la identidad de una marca generaba un vínculo muy importante con la tierra y su gente. Es así como llegaron nuevos encargos.

En 1983, Miró recibió el encargo de diseñar el logotipo de Turespaña. El artista catalán creó un símbolo, popularmente conocido como el Sol de Miró, que colaboró a impulsar una imagen de España moderna internacionalmente ya desvinculada de Franco y la dictadura.

La proyección de este trabajo aún sigue hoy vigente. Curiosamente, Miró falleció poco antes de ver aplicado este proyecto.

Eduardo Chillida: un vínculo entre la tradición y la cultura vasca

Eduardo Chillida es otro de los artistas que dio diferentes pasos en el terreno del diseño corporativo. El más aclamado fue el diseño del logo de Kutxa.

El encargo del logotipo llegó a finales de 1990, con la fusión de la Caja Municipal de San Sebastián y de la Caja Provincial de Gipuzkoa. El afamado escultor donostiarra quiso simbolizar la unión de lo local con lo universal y lo consiguió con unos sólidos trazos a modo de eslabones.

El logotipo diseñado para Kutxa, no fue el único ni el primero. Previamente, en 1981 Chillida diseñó el logotipo de la Universidad del País Vasco, donde el escultor recreó el árbol de la ciencia sin perder su vínculo a los fueros vascos. El sello escultórico de Chillida quedaba presente tanto en el trabajo para la caja de ahorros Kutxa como para la UPV, con claras reminiscencias a su escultura el Peine del Viento.

Logo Kutxa

También para el Gobierno central, en 1998 Chillida creó el logotipo de la Red de Parques Nacionales y todavía hoy sigue presente.

Miquel Barceló: una mirada libre e inclasificable

Otro artista que ha manifestado su vínculo gráfico con las instituciones de su tierra ha sido Miquel Barceló. El pintor mallorquín ha diseñado diferentes logotipos a lo largo de su carrera, algunos no exentos de polémica.

Por ejemplo, en 2007 diseñó la identidad del Govern de les Illes Balears. Las connotaciones artísticas con un lettering en acuarela estaban muy presentes. Sin embargo, la controversia llegó por la dificultad de su aplicación y, de hecho, la identidad tan solo estuvo presente durante una legislatura, hasta que hubo cambio de gobierno.

Govern de les illes Balears

Otro logo que abrió el debate fue el diseño del logotipo que realizó para conmemorar el cuarenta aniversario de la Universitat de les Illes Balears (UIB) en 2018. Un anzuelo cuyo fin era “sacar a la superficie el conocimiento y la innovación científicos”.

UIB logo Universitat Illes Balears

Sorprendente, la verdad, es. Otra cosa es que lograra comunicar y empatizar con el público.

Salvador Dalí y el caso Chupa Chups

No podemos obviar uno de los logotipos más dulces de la historia española, el de Chupa Chups. La historia de este caramelo con palito se remonta a 1958, pero no fue hasta 1969 cuando nació el popular logotipo, con la firma nada más y nada menos que de Salvador Dalí; el artista más excéntrico del momento. La compañía catalana quería darle un impulso internacional a la marca y vaya si lo consiguió.

Chupa Chups logos Dalí

Según cuentan las malas lenguas, Dalí cobró una cifra millonaria por dibujar el logo en el papel de una servilleta en menos de una hora. ¿Genialidad? Veamos.

Las novedades que Dalí introdujo para Chupa Chups fueron tres:

  • Primero, limitó a un solo rojo el color sobre fondo amarillo.
  • En segundo lugar, introdujo la forma de flor que envuelve al logotipo.
  • Finalmente, colocó el logotipo en la parte superior del envoltorio, lo que favorecía su visibilidad y dotaba al producto de una personalidad propia.

Tres ligeras modificaciones, pero que sí fueron sustanciales para la marca.

Web de Chupa Chups

Roy Lichtenstein y los destellos del pop art

Fuera de España también hay diferentes artistas que saltaron al lado más gráfico del universo creativo. Es el caso del artista pop Roy Lichtenstein, cuyo último trabajo fue el logotipo de la discográfica Dreamworks Records.

Tras la fundación del sello en 1996, la compañía quería proporcionar un espacio a artistas independientes. De ahí todo el sentido de la intervención Lichtenstein, quien aportó su particular mix de arte pop, expresionismo y arte contemporáneo.

Roy Lichtenstein
Dreamworks Records logo Roy Lichtenstein

Lástima que el sello no lograra el éxito esperado. Así, tras la declaración en bancarrota de en 2003 de la compañía, el logotipo del maestro del pop se fue al garete con la absorción por parte de Universal Studios.


Para cerrar este recorrido, un dato. El arte es arte desde tiempos inmemoriales, cuando el hombre vivía en las cavernas. Por el contrario, el diseño gráfico es una disciplina relativamente nueva, con apenas un siglo de vida, que está al servicio de comunicar y transmitir un mensaje de la manera más eficaz.

Visto lo visto, la cuestión que hoy nos hacemos es, ¿todo diseñador está capacitado para ser artista? Y a la inversa, ¿todo artista está capacitado para ser diseñador? A partir de los ejemplos expuestos cada cual puede extraer su propia conclusión.

La entrada Logos que se sitúan en la frontera entre el diseño y el arte se publicó primero en Brandemia.

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